Inédito

Nocturno de Nueva Inglaterra

Toda una historia, un alma se te muestran
Ahí, y las piensas hermosas,
Hechas de recatada confianza en lo sabido,
De respeto sin miedo en lo ignorado,
Viendo tratar así los pobre muertos
que recuerdo impotente son tan sólo.

Luis Cernuda

Oigo el rumor del viento restregarse
contra los abedules y los arces,
en esta noche oscura, desolada,
noche de insomnio lejos de mi tierra.

Ha nevado de nuevo y habrá nieve
mañana. Siempre hay nieve dormida
sobre otra nieve muerta en primavera,
en esta primavera de otro mundo.

El viento arrastra ruidos del pasado,
melancólicas voces que no atiendo 
como ayer atendí. Me inunda en cambio
un dulce olor a rama de canela
y a madera de arce perfumada.

Bajo los álamos que escoltan mi ventana
hay nieve, sí, pero también memoria,
memoria que es desvelo de los vivos:
el cementerio extiende sus leyendas
desde mi casa hasta la barranquera.

Mañana, cuando la noche ya no esté,
no sea la noche oscura ni temida,
ascenderé la cuesta del silencio
entre las tumbas frías y serenas.

Inmóviles, debajo de la nieve,
más allá de las noches y los días,
las tumbas nos señalan lo que somos
el futuro de nuestra condición.

Esta noche, el viento cerca inquieto
mi ventana, mi insomnio, mi esperanza,
como lobo estepario de un destino
que me aguarda en el bosque más profundo.

Pero yo no le temo. Nada puede
temer quien nada tiene, quien nada
espera tener, apenas tiempo:
calor en los inviernos impacientes,
en los cortos veranos, sólo sombra.

Y la digna memoria 
que esta noche presiento
bajo nieve dormida, 
sobre otra nieve eterna.

New Hampshire Abril-Mayo 2002, Granada Octubre 2002

Luz de Agosto

A Juan Vida

Luz metálica de Agosto
tú me atacas, por sorpresa,
en este amanecer
con tu mordisco de melancolía.

Por la mañana,
luz helada de agosto,
tú recortas
el perfil de las cosas
de un modo artificial,
como un diorama
que proyectara los recuerdos
a sentimiento natural.

Y al mediodía me esperas
en la línea del mar,
donde la línea del mar azul cobalto
recorta el siempre azul
más claro de tu cielo,
en la frontera verdinegra
del agua y la piscina,
más allá del gaseoso 
volumen que dibujan el aire iluminado
por ti 
y mis fantasmas.

¿Sabes lo que te digo?

¡Vete a la mierda, 
luz aséptica de agosto,
con tu pellizco de melancolía!
Aunque no lo parezca,
somos muy viejos ya
para estos trucos.
¡Vete a la mierda!

La Herradura Agosto 2002